FUENTE: EDUCARED
1.La renovación de la novela a partir de los años sesenta.
A principios del siglo XX, escritores como James Joyce o Marcel Proust, entre otros hicieron una profunda renovación formal de la novela europea. Esta renovación afecta al punto de vista desde el que se cuenta la novela, pues en contraste con el narrador tradicional, el narrador contemporáneo está limitado y deja que los personajes presenten ellos mismo la acción, tal como la perciben desde su personal punto de vista; como en lo relativo a los personajes: frente al héroe tradicional, esta novela prefiere el grupo humano, o el personaje anónimo, e incluso la ausencia de protagonista; o el argumento, pues no interesa contar una historia, ni narrar sucesos o hacer descripciones, no hay argumento a la manera clásica con principio, nudo y desenlace; en cuanto al tiempo y al espacio, la trama no sigue un orden cronológico, se funde el presente y el pasado en un tiempo único, o bien hay un tiempo circular, en el que es indiferente el orden de lectura. El espacio se limita y puede llegar a reducirse a un espacio interior como la mente del protagonista.
Por razones básicamente históricas (guerra civil, franquismo) esta renovación no llega a España hasta bien entrados la década de los 60. La década anterior es la del auge de la llamada "novela social", novela que se inserta en los criterios de la crítica marxista. Escritores y novelas representativas de esta tendencia son Jesús Fernández Santos: Los bravos, López Salinas: La mina, Juan Goytisolo: Campos de Níjar, García Hortelano: Tormenta de verano y un largo etc.
Con Tiempo de silencio de Luis Martín Santos (1962) se cierra, de alguna manera, el ciclo de la novela social y se inicia esa renovación de la que hemos hablado antes. En este afán renovador participan novelistas de la primera generación de posguerra como Camilo José Cela: San Camilo (1936), Mazorca para dos muertos, Miguel Delibes: las guerras de nuestros antepasados, Torrente Ballester: La isla de los jacintos cortados, como otros más jóvenes, Juan Benet: Volverás a Región, Juan Goytisolo: Reivindicación del conde don Julián.
Estos novelistas reconocen el agotamiento de la novela social y buscan nuevas formas narrativas con nuevos enfoques y una mayor atención a la lengua literaria.
2.Valoración crítica de Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes
Esta novela se publica en 1966 dentro del proceso de renovación formal de la novela. Por una lado contrasta con la obra anterior de Delibes, tradicional en cuanto a la forma narrativa y por otro, refuerza la postura crítica y de denuncia, característica del novelista.
El contenido es muy sencillo se trata de un largo soliloquio, en la que una mujer, Carmen, representante de la pequeña burguesía del franquismo, le reprocha a su marido, muerto repentinamente y al que está velando en una habitación de su casa, su fracaso matrimonial, su frustración personal.
La novela consta de un prólogo, veintisiete capítulos numerados, que comienzan con una cita de la Biblia, que la protagonista malinterpreta y un epílogo. El espacio se ha reducido: una habitación de una casa en una ciudad provinciana de la España de posguerra y el tiempo también: veintisiete años de vida matrimonial en cinco horas.
Llama la atención en esta novela el lenguaje: léxico vulgar, imprecisión, reiteración, tópicos, comodines, frases hechas, elipsis, anacolutos, concordancias equivocadas etc. la técnica narrativa: el monólogo interior, un aspecto esencial en la renovación de las técnicas narrativas de los años 60, esa constante segunda persona del discurso, que increpa que se obsesiona, que hace las más caprichosas asociaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario