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La cocina es lo más surrealista de la casa. (Claro que me refiero a las cocinas con fogón de carbón.) Una bombilla amarilla ilumina la dostoievskiana cocina. Noches de invierno, con lluvia, frío o viento o granizo y las escuálidas gotas chorreando por la cal. 5 Yo he residido largamente en la tierra, esto es: sobre las lívidas baldosas de la cocina. He escrito muchos poemas en la cocina Y, por poco, casi he rezado en la cocina. El mes de febrero es elegido con fruición por todas las cocinas de provincias. Mi cocina en Hurtado de Amézaga, 36, contribuyó poderosamente a la evolución de mi ideología. 10 (Hoy recuerdo aquella cocina como un santuario, algo así como Fátima con carbonilla.) Sentado en la banqueta de madera, sobre la mesa de pintado pino melancólica luz lanza un quinqué, Según atestigua Espronceda. Gran poeta el intrépido Espronceda. Interesante muchacha la Teresa, que se ganó un apasionado camafeo de octavas reales 15 que no se las salta un torero. Espronceda poeta social de las cocinas y de las barricadas. Bravo Espronceda, delicada media verónica de Gustavo Adolfo Bécquer. Dio mío, qué solos se quedan los muertos. Un muerto en la cocina es algo perfectamente serio.
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