Señor, haz de mí un instrumento para que quien no pueda leer si pueda escuchar muchas buenas historias:
donde exista distancia al libro, ponga yo cercanía;
donde haya un “no me gusta leer” ponga yo los medios para lograr un nuevo entendimiento con los libros;
donde haya pereza, apatía, desesperación, tristeza, ponga yo la alegría de los cuentos y las narraciones orales.
Señor, que no me empeñe tanto
en ser escuchado como en lograr el milagro que surge a través de las historias narradas, la comunicación,
en ser comprendido como en comprender que es lo que realmente necesita ser escuchado;
en ser querido y aceptado como narrador como en amar y aceptar las diferencias de niños, jóvenes, adultos, ancianos…
Porque es olvidándose del propio ego que uno se encuentra;
es escuchando como se es escuchado;
es entregando todo de sí como se puede incitar a conocer el placer de la lectura.AUTORA: Mariela Ferrada-Cubillos. Inspirada en la
Oración de San Francisco de Asís. 20 noviembre, Santiago de Chile.
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